Saber que Dios en su tiempo y bajo su voluntad cumplirá su propósito en nosotros, nos debe dar paz y tranquilidad al corazón. A Dios nada se le escapa, Él desea el bien para sus hijos. Su amor es tan grande y tan infinito que no lo podemos imaginar. Y ese amor es tan sublime y tan hermoso, que a tal punto somos tan importantes para Él, que dio a su Hijo Jesús para que por Él tengamos salvación y vida eterna.
Aprendamos a escuchar la voz del Espíritu Santo hablando en nuestro corazón, leamos la Biblia, pasemos tiempo en oración, entreguemos a Jesús nuestras cargas, nuestras ansiedades y vayamos por medio de la fe, en busca de nuestro milagro.
¿Te animás a decir?
Señor te entrego este día en tus manos, te pido que hables a mi corazón y me muestres el propósito que tenés para mí y para mi familia.
Renuncio en el nombre de Jesús a toda desesperanza, a todo desánimo, a toda tristeza, incertidumbre y melancolía que está rodeando mi vida a raíz de esta pandemia.
Te amo y te necesito. Amén.
¡Bendiciones!
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