Estaba pensando en las veces que sentimos que se nos va la vida, que se nos pasan los años y nos descubrimos que no tenemos la capacidad de vivir con alegría.
Pensaba que necesitamos replantear nuestro diario vivir, examinando nuestro corazón a la luz de la Palabra de Dios.
Estaba meditando en que tal vez necesitemos parar nuestro mundo agitado y decirle a Dios, decirnos a nosotros mismos y a un montón de personas:
_ ¡Al fin solos!
Al fin solos para conversar, para amar, para hacer silencio y disfrutar.
Al fin solos para pasear, para
escucharte y para acariciar.
Al fin solos con las manos llenas de
amor, generosidad y alegría.
Al fin solos, para demostrarte lo
valioso y valiosa que sos para mi vida.
Al fin solos, para disfrutar junto a Dios, esos momentos de mutuo amor que acarician el alma y llenan de pasión el corazón.
Al fin solos para disfrutar con tus seres amados, esos momentos mágicos que perfuman las vidas y nos renueva el alma.
Al fin solos con nosotros mismos, para escucharnos en esos silencios profundos donde el alma nos habla y se nos enciende de amor el corazón, donde se aquieta tu persona y es ahí cuando le das autoridad a Dios para llenar con su presencia tu corazón.
Si estás leyendo esta entrada, te digo:
-Al fin solos vos y yo, así podés
leer lo que escribo y por ende podemos compartir un tiempo de lectura,
reflexión y amor a Dios.
Bendiciones.
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