Cuando comencé a recibir sanidad interior en mis emociones tan alteradas, me dí cuenta que me gustaba tener momentos a solas conmigo misma, ya que no me molestaba la mujer interior que habita en mí.
¿Saben por qué? Porque lo invité al Espíritu Santo a que me ayudara a verme como Dios me ve. Porque cada día junto a Él comencé a identificar todo lo que me agotaba, cansaba, alteraba, me dominaba y hasta me alejaba de mi misma.
Y fue así que su presencia comenzó a romper en mí, tantas estructuras internas, tantos miedos y tanta frustración, a tal punto que de su mano, aprendí a verme y a amarme como Dios me ve y me ama.
Pero sin embargo, cuando la culpa, la falta de perdón, el temor, el resentimiento, la soledad y la depresión envuelven tu alma, sentís que ya no soportás más vivir así. Si te está pasando eso, pedí ayuda, es el momento indicado para que lo dejes a Dios obrar en tu corazón.
Los momentos a solas con nosotras mismas, son muy buenos. Porque es en esos momentos tan íntimos que tenemos la oportunidad de descubrir quienes somos en Cristo Jesús.
Es en esos momentos de quietud donde aprendemos a valorarnos y en especial esa quietud nos ayuda a escuchar la voz de Dios.
Sin embargo cuando la soledad nos abruma y ahoga, cuando nos encerramos a oscuras para no dejar de llorar, es ahí donde debemos buscar ayuda, porque necesitamos romper ese círculo que nos mantiene presas y que no nos deja vivir en libertad.
En Jesús podemos encontrar cada día nuestra victoria.
Él es nuestro modelo de vida a seguir, Él nos ama, nos valora, nos respeta y nos cuida.
Él está a nuestro lado y nos invita con su mano extendida a que le demos nuestra vida.
Dejamos e invitemos a que el Espíritu Santo llene nuestro corazón con su amor.
Hoy es el tiempo justo para soltar relaciones tóxicas, malas decisiones y compañías, patrones familiares que atan nuestra vida y familia.
Hoy es el tiempo justo de soltar nuestra ansiedad, sabiendo que Jesús cuida de nosotras.
1 de Pedro 5:7 Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.
Con cariño: Tere.
Bendiciones.
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