Me acosté como cada noche,
buscando descansar, en tus brazos de amor.
Y comencé a sentir tu presencia,
envolviendo mi corazón.
Y no pude resistirme
a tal manifestación de amor.
Y me levanté despacio,
corriendo con mi corazón.
Tu presencia me estaba llamando.
Tus caricias envolvían mi ser.
Tu perfume sedujo mi alma.
Y al igual que el sol en la mañana,
así tu presencia acunó mi corazón.
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Estaba pensando en Jesús, en su amor por cada uno de nosotros.
Y me imagino su mirada puesta en nuestro corazón, es como si sus caricias recorrieran nuestro ser.
Hay que aprender a hacer silencio ante su presencia y dejar que Jesús nos acaricie el alma.
Es entregarle el corazón y no perder las expectativas de ver su mano de bendición manifestarse en nuestra vida.
Para reflexionar:
¿Cuánto hace qué no le decís a Jesús qué lo amás?
¿Cuánto hace qué no sentís su mano de amor acariciando tu rostro?
¿Cuánto hace qué no le decís a Jesús, Señor solo me importas Tú, mi vida es para amarte, honrarte y servirte.
No dejes pasar este día, sin que le invites a estar a tu lado; y así puedas derramarle el alma, escribirle poemas y por ende deleitarte en Él.
Hoy es el día indicado para decirle a Jesús: ¡Sólo me importas Tú!
No nos olvidemos que cuanto más nos importa Jesús, más nos va a importar la vida de los demás, porque cuando el amor de Jesús transforma una vida, es imposible que no afecte a los que nos rodean.
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Sofonías 3:17 porque el Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos (nvi)
Bendiciones.
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