A veces vamos por la vida, aunque llueva o haya sol, escondidas en un inmenso paraguas en dónde sentimos que nos protege y nos permite escondernos de los demás. Y ese paraguas hace que estemos con la cabeza gacha, en dónde vivamos mirando el piso, encorvadas, temerosas, llenas de temor, llenas de desesperación. Ese paraguas hace que no podamos elevar nuestra mirada hacia el cielo y así poder tomar todas las bendiciones que Dios tiene para nuestras vidas.
Obviamente que estoy hablando figurativamente, estoy tomando el ejemplo del paraguas para analizar nuestra vida, nuestro andar cotidiano, para evaluar nuestra conducta ante los demás. En lo personal descubrí que muchas veces me escondía debajo de mi paraguas, para no ser molestada, para no ser maltratada, para no tener que estar dando cuenta a todo el mundo sobre la enfermedad que tenía.
Pero qué hermoso fue, cuando hice a un costado mi paraguas, cuando dejé que la lluvia de Dios tocara mi vida, saciando mi sed, refrescando mi alma amargada y deprimida.
Pero qué maravilloso fue descubrir que lo más hermoso es vivir bajo la sombra del Dios omnipotente y no bajo la sombra de mi negro y viejo paraguas.
Para reflexionar:
¿Andás por la vida escondiéndote en tu paraguas emocional, en dónde el enojo, el temor, la falta de perdón, el rencor, la soledad, la angustia, la muerte y la enfermedad están llevando a tu vida a sentir que estás sumergida en un pozo oscuro y de desesperación?
Te invito y te animo en este día a que le puedas decir a Dios con todo tu corazón:
Amado Dios, en el nombre de Jesús te pido perdón por todos mis pecados, me arrepiento ahora de cada uno de ellos.
Amado Dios en el nombre de Jesús, tomo la decisión de quitar de mi vida, a todo paragua que está haciendo que tu luz, tu verdad, tu unción y tu revelación no lleguen a mí y traigan paz, liberación y salvación.
Tomo autoridad en Cristo Jesús y renuncio a toda culpa, a toda falta de perdón, a toda incredulidad, a toda falta de paz, renuncio a toda autoestima baja, a toda enfermedad que agobia mi cuerpo y mi mente, renuncio en Cristo Jesús a todo pánico, toda fobia, a todo temor a la muerte, a toda raíz de amargura, a toda ira y deseo de venganza, renuncio en el nombre de Jesús a todo mal pensamiento, a todo deseo de morirme, a toda violencia y a todo lo que está en mi vida que me separa de Tí.
Espíritu Santo llená mi vida de tu presencia, te necesito, necesito ser libre, en el nombre de Jesús, amén.
Salmo 91:1 El que habita al abrigo del Altísimo
Morará bajo la sombra del Omnipotente.
91:2 Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;
Mi Dios, en quien confiaré.
91:3 El te librará del lazo del cazador,
De la peste destructora.
91:4 Con sus plumas te cubrirá,
Y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad.
91:5 No temerás el terror nocturno,
Ni saeta que vuele de día,
91:6 Ni pestilencia que ande en oscuridad,
Ni mortandad que en medio del día destruya.
91:7 Caerán a tu lado mil,
Y diez mil a tu diestra;
Mas a ti no llegará.
91:8 Ciertamente con tus ojos mirarás
Y verás la recompensa de los impíos.
91:9 Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
Al Altísimo por tu habitación,
91:10 No te sobrevendrá mal,
Ni plaga tocará tu morada.
91:11 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
Que te guarden en todos tus caminos.
91:12 En las manos te llevarán,
Para que tu pie no tropiece en piedra.
91:13 Sobre el león y el áspid pisarás;
Hollarás al cachorro del león y al dragón.
91:14 Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
91:15 Me invocará, y yo le responderé;
Con él estaré yo en la angustia;
Lo libraré y le glorificaré.
91:16 Lo saciaré de larga vida,
Y le mostraré mi salvación.
Morará bajo la sombra del Omnipotente.
91:2 Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;
Mi Dios, en quien confiaré.
91:3 El te librará del lazo del cazador,
De la peste destructora.
91:4 Con sus plumas te cubrirá,
Y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad.
91:5 No temerás el terror nocturno,
Ni saeta que vuele de día,
91:6 Ni pestilencia que ande en oscuridad,
Ni mortandad que en medio del día destruya.
91:7 Caerán a tu lado mil,
Y diez mil a tu diestra;
Mas a ti no llegará.
91:8 Ciertamente con tus ojos mirarás
Y verás la recompensa de los impíos.
91:9 Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
Al Altísimo por tu habitación,
91:10 No te sobrevendrá mal,
Ni plaga tocará tu morada.
91:11 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
Que te guarden en todos tus caminos.
91:12 En las manos te llevarán,
Para que tu pie no tropiece en piedra.
91:13 Sobre el león y el áspid pisarás;
Hollarás al cachorro del león y al dragón.
91:14 Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
91:15 Me invocará, y yo le responderé;
Con él estaré yo en la angustia;
Lo libraré y le glorificaré.
91:16 Lo saciaré de larga vida,
Y le mostraré mi salvación.
Hermosa entrada Tere...
ResponderEliminarDIOS te continue bendiciendo y llenado de sabiduria cada dia para poder llevar el mensaje de EL a cada rincón del Universo...
Este Post me hizo recordar la capa de Bartimeo y el cantaro de la mujer samaritana...
Bendiciones en Cristo...
Con cariño,
Sierva!
Amada Sierva, muchas gracias por tus palabras, me encantó tu mensaje y tu acotación.
ResponderEliminarDios te bendiga y te guarde y te siga usando!!
Con cariño: Tere.
Bendiciones querida Tere, que escrito tan especial, solo decirte Amén, quitemos los paraguas y como bien dices moremos bajo la sombra del Omnipotente.
ResponderEliminarGracias por compartir estos mensajes que nos hacen reflexionar.
Recibe un fuerte abrazo.
Muchas gracias querida amiga, qué tengamos un mes de mayo en el que podamos habitar bajo la sombra del Omnipotente y que su favor esté de continuo en tu preciosa vida. Besos: Tere.
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