Hoy... La mujer Samaritana.
Texto bíblico de referencia: San Juan 4:6-42
Allí iba ella, por el camino, llevando sus cántaros de agua, se dirigía al pozo, para saciar su necesidad humana de sed. Pero jamás se imaginó, que a la hora sexta, en el horario de mayor calor, en donde solamente ella se animó a andar debido a que no se quería cruzar con nadie; justo allí, se encontraría con el hombre que transformaría su vida.
Judíos y samaritanos no se hablaban y justo Jesús, sin que ella supiera le estaba saliendo al encuentro, para saciar esa sed inmensa que invadía todo su ser. Esta mujer tenía sed de ser sanada y perdonada, ya que su manera de vivir la diferenciaba de muchos.
Y cuando Jesús entabla una conversación con ella, el Maestro divino toca con su presencia y su amor, las fibras más intimas de esta mujer.
Le ofrece agua de vida eterna, le ofrece perdón, dialoga con ella, le da lugar de privilegio, le demuestra que no la juzga, sino que le extiende su mano y le da su vida para que ella reciba libertad.
Esta mujer no solamente fue transformado su interior, sino que ahora iba a los suyos para hablar de aquel que un día le salió al encuentro para borrar sus pecados y llenar de vida su interior.
Y fue así como se transformó de pecadora en una gran evangelista.
Ella sintió la necesidad de dar frutos, de ir a los suyos y de llevarlos a los pies del Maestro, a los pies del Mesías; porque cuando Dios toca una vida y la transforma es imposible poder callar del poder y del amor de Dios.
Siempre Jesús nos sale al encuentro, siempre nos espera en el lugar en donde más solas nos sentimos, en donde miramos a nuestro alrededor y pareciera que lo único que vemos es la realidad que nos toca vivir.
Pero así como esperó a esta mujer, así como tenía un plan para ella y para los suyos; lo mismo ocurre con tu vida hoy.
Jesús te está esperando, Él te sale al encuentro, Él te conoce y te ama tal cual sos, Él es el único que puede dar agua viva y por ende restaurar a tu corazón y a tu espíritu.
Hoy, al igual que hace más de dos mil años atrás, Jesús te dice:
__Yo Soy mi amada, no temas, Yo Soy el que habla contigo.
(San Juan 4:26 Jesús le dijo: Yo Soy, el que habla contigo.)
Amiga, en donde te encuentres, quiero decirte que nunca te olvides lo importante y valiosa que sos para Dios.
No importa las palabras negativas que te han declarado, no importa tu situación actual, no importa tu estilo de vida, no temas, porque a Dios sí que le importás.
Jesús quiere hoy que le escuches, que le des el control de tu corazón, que reconozcas tus pecados y que dejes que su poder y su amor te restauren y te lleven a vivir en Cristo Jesús un estilo de vida superior. Hoy dejá de andar por esos caminos peligrosos, dejá a un costado esos cántaros que cargas y que tanto te pesan y agobian; y atrévete a pensar que podés ser feliz, que podés recibir perdón y salvación, que podes vivir de manera diferente.
¡Qué nada ni nadie te roben la bendición que te corresponde por ser hija de Dios!
Con cariño: Tere.
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