De mis escritos "Historias secretas".
Tomadas de la realidad de muchas mujeres y tratando desde mi corazón poder volcarlas en estas letras.
Esta historia tiene los colores diferentes de varias mujeres que alguna vez conocí y que pude gracias a Jesús, desde mi corazón escuchar sus inquietudes.
Le doy gracias a Dios por ver la victoria de Jesús en muchas de ellas.
Necesito que me ayudes, necesito cambiar, necesito de tu presencia y que me guíes de acá en más.
Necesito que me expliques como ser mejor mamá, como poder descansar en tus brazos, sin temor a desmayar.
Necesito de tus abrazos, de tu consuelo y de tu voz, necesito de tus consejos y qué me digas cómo ir y hacia dónde voy.
Necesito que me acunes como si fuera una niña, necesito que me mimes recostada en tu pecho.
Porque me siento muy cansada y diría hasta desesperada, lucho todo el tiempo por agradar a los demás, siento que flaqueo, que me equivoco y que en mí misma me encierro, siento tanto miedo que no tengo ganas ni de soñar.
Sé que a tu lado siempre hay una nueva oportunidad y que mis palabras no te son ajenas y que siempre vas a ser mi papá.
Por eso ya rendida, cansada y desolada vengo a vos Señor Jesús para cobijarme debajo de tus alas.
¿Cómo poder vivir sin preocuparte tanto?
¿Cómo educar a los hijos sin hacerles daño?
¿Cómo aceptar en tu vida el paso del tiempo?
¿Cómo ser feliz con los problemas a cuesta?
¿Cómo entender que no soy super héroe?
¿Cómo explicarle al mundo qué me puedo equivocar?
Pero me doy cuenta que algo no anda bien...que me alejé de Ti y pensé que sola iba a poder.
Y al pasar los días me encuentro tan cansada, que me doy cuenta que mi propia lucha no sirvió de nada.
Porque si no te tengo me siento desmayar y cuando te tengo no te sé valorar.
Me encantaría dejar el tiempo atrás, que curases mis heridas y me vuelvas a restaurar.
Solamente sé una cosa, que soy yo la responsable, que cerré bien fuerte la puerta de mi corazón, esa puerta que está anhelando volverse a abrir, esa puerta que está dispuesta a decirte Jesús sí....vení a mí...Jesús te amo y necesito, sé que me equivoqué, pero hoy vuelvo a casa igual que el hijo pródigo, igual que cualquier mujer.
No hay nada más hermoso que saberse amada y perdonada de parte de Dios.
Para meditar y reflexionar:
Pd: Me preguntan muchas veces por qué escribo tanto sobre y para la mujer, por qué me dedico tanto a llevar sanidad interior a través de Jesús.
Bueno, en primer lugar porque soy una agradecida con Dios, porque muchas experiencias que comparto son propias y he vencido en Cristo Jesús y otras como esta que escribí hoy son de mujeres preciosas en Dios pero que por distintas situaciones de sus vidas se han apartado, o tal vez enfriado o quizás desengañado.
Me encanta poder transmitir el amor de Jesús, me encanta ver vidas restauradas por el poder de su amor, me enamora cada día más mi amoroso Jesús, porque veo como Él tiene tanto cuidado con nosotras las mujeres, al ver su dulzura y su amor; al ver su poder y su restauración, me alienta a seguir adelante.
Cuando tengo frente a mí una mujer que está muy mal y al ver como Jesús obra en ella, al ver su rostro resplandecer cuando pueden perdonar, o recibir sanidad, para mí es el regalo más grande que Dios me puede dar.
Me llena el alma ver una mujer restaurada, será porque a lo largo de estos 26 años casi de caminar junto a Jesús, el obró infinidades de milagros de restauración, sanidad y liberación en mí.
Amo a Jesús por lo que es y no por lo que me da.
Lo amo por su amor incondicional y porque cada día al abrir mis ojos, Él está ahí esperando que le diga:
_Bienvenido a mi vida amado mío una vez más.
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