lunes, 19 de diciembre de 2011

¿CÓMO Y CUÁNDO LO CONOCÍ?


Corría el mes de diciembre del año 1985...guau suena a prehistoria; justo unos días antes de Navidad; mi edad, tan solo 19 añitos, quien diría cómo pasó tan rápido el tiempo.
Recuerdo perfectamente cuando le entregué mi corazón a Jesús, fue cuando me dijeron que lea el siguiente texto bíblico:


San Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Mi corazón se abrió de par en par cuanto me dijeron:
__Tere tenés que leer en voz alta este versículo y ponerle tu nombre, tenés que entender que la Biblia está diseñada para que nuestro nombre entre allí, justo en el plan de salvación.


Así que en voz alta repetí:
San Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios a Tere, que ha dado a su Hijo unigénito, para que Tere crea, no se pierda y tenga vida eterna.


Mi corazón se llenó de emoción al ver que mi nombre iba perfecto en ese maravilloso texto biblico, mi mente se abrió, tuve luz, sentí que el velo que tenía delante mío se caía, sentí paz, sentí mucha paz.

Entonces repetí esta oración:
Dios en el nombre de Jesús, yo Tere, me arrepiento de todos mis pecados, recibo a Jesús como mi Salvador personal, anotá mi nombre en el libro de la vida.
Te recibo Jesús en mi corazón y te entrego todo mi ser.
Espíritu Santo llename de tu presencia. Amén.


Te invito en este día a que puedas poner tu nombre, así como lo hice yo y puedas ver que tu nombre queda justo en este texto bíblico.
También te invito a hacer la oración que yo hice, te invito a recibir a Jesús en tu corazón.


Mi vida y todo mi ser cambió desde aquel día, hoy tengo 45 años y puedo decir que nunca pero nunca este maravilloso Dios me ha abandonado.
Siempre cumplió su Palabra en mi vida y en mi familia.
Su mano nos ha sostenido, su presencia nos ha acompañado, su fidelidad siempre estuvo a nuestro lado.

A lo largo de estos 26 años de caminar de la mano de Jesús, he vivido diferentes situaciones, algunas buenas y otras no tanto; pero nunca me he sentido sola, porque Jesús es tan fiel, amoroso y poderoso que está las 24 horas acariciando nuestras vidas con su amor, sosteniendo nuestro andar con su mano de poder y cumpliendo cada día su propósito en mi vida y en mi hogar.


Seguir a Jesús no es un sacrificio, seguir a Jesús es recibirle en el corazón, amarlo y dejar que nos ame, es obedecerle, es aceptar su voluntad, es vivir un estilo de vida superior, es dejarlo obrar en nuestro corazón.
Siempre la voluntad de Dios para sus hijos es buena, Él tiene todo bajo control, Él es el especialista en resolver nuestros imposibles.


Querido Jesús, quiero decirte desde lo más profundo de mi corazón mil gracias; gracias por poder recordarte y disfrutarte una navidad más.
Querido y amado Jesús, gracias por venir a darnos tu vida para nuestra salvación.
Amado Jesús, gracias por aquella semana de diciembre que me saliste al encuentro, me enamoraste y me cautivaste con tu corazón.
Te amo. Tere.


!Qué Dios te bendiga!

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